Al referirse a la concepción de Revolución Burguesa, Perry Anderson nos recuerda que quienes poseían los principales medios de producción constituían una parte de la población demasiado escasa para llevar adelante insurrecciones masivas que pusieran en jaque al Antiguo Régimen.
Esa porción burguesa fue acompañada durante el estallido de las revoluciones por una masa de maniobra “en cierto sentido externa a ella” compuesta de otros sectores que habitualmente son considerados dentro de esa burguesía –profesionales, técnicos, administrativos– y también por grupos de los sectores populares y la clase obrera que en un principio participaron como “aliados de segunda” de la clase que fijaba el rumbo y el programa de la revolución. A medida que las revoluciones fueron cumpliendo su cometido y el enemigo común que era la aristocracia fue derrotado o neutralizado, empezaron a quedar al descubierto las tensiones dentro de aquella alianza. En la etapa que analizamos en este capítulo, y que cubre casi todo el siglo XIX, conceptos como libertad, igualdad, fraternidad, democracia, socialismo y liberalismo fueron tomando significados cada vez más diferentes de acuerdo a quienes los definieran. Debido a diversos cambios, entre los que se destacan el crecimiento cuantitativo e identitario de la clase obrera y el auge de los nacionalismos, comenzaron a complejizarse y diferenciarse los sectores, las prácticas y los conceptos de la política moderna que habían nacido en el marco de la Revolución Francesa de 1789.
El mundo contemporáneo es el de la sociedad de clases y el análisis del desarrollo de las ideologías modernas no puede ignorar este dato. El nacimiento y la expansión de las ideas no pueden comprenderse sin incluir el accionar de los sectores sociales que sirvieron de vehículo de estas. De todas formas, esto no significa que conocer las características e intereses de cada sector nos indique automáticamente qué tipo de ideología enarbolarán, ni presuponer que cada clase social tenga siempre una visión única y homogénea del mundo. Sectores sociales y sectores políticos se relacionan íntimamente, pero no son lo mismo: ni la burguesía, ni la aristocracia, ni el campesinado, ni la clase obrera presentaron ideologías totalmente definidas y carentes de diversidad. Solamente el análisis histórico de los cambios y las persistencias ideológicas y su relación con los accionares y las experiencias de las clases pueden darnos un panorama de las variaciones ideológicas en el marco de la sociedad contemporánea. En el presente capítulo intentaremos dar cuenta de los procesos, acontecimientos y variables significativas para el análisis de las novedades ideológicas del mundo occidental posterior a la Revolución Francesa.