En este capítulo repasaremos las principales transformaciones políticas y económicas que dieron forma al capitalismo neoliberal tras la crisis económica de mediados de los setenta del siglo pasado. Señalamos que tras la disolución de la URSS en 1991 retorna la hegemonía de Estados Unidos en lo inmediato, a la vez que se reconfigura gradualmente un mundo política y económicamente multipolar que fue abriendo escenarios de disputas inter-imperialistas. Para pensar todas estas transformaciones, recurrimos al concepto de acumulación por desposesión (Harvey, 2007), que alude a prácticas típicas del proceso de acumulación originaria que comprenden, crisis ecológica mediante, la mercantilización y la privatización a gran escala de la tierra y los bienes comunes. Argumentamos que el Estado, a través del uso de la violencia y el establecimiento de marcos legales, desempeña un papel crucial tanto en el apoyo como en la promoción de estos procesos. En este sentido, describimos el ascenso, desde finales de los setenta, de gobiernos neo-conservadores en las principales potencias del mundo occidental que abandonan la gestión estatalmente regulada de las desigualdades que se había ido imponiendo en el mundo entero tras la crisis de 1930. Estos gobiernos promueven, en su lugar, políticas individualistas que afectan drásticamente los modelos de vida prevalecientes desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Es en esta clave que indagamos los efectos de las nuevas formas productivas y el continuo e ilimitado control de los procesos sociales a través de la comunicación masiva e instantánea, el endeudamiento y los algoritmos que marcan el ritmo de la vida contemporánea.
El capítulo culmina con reflexiones estimuladas por los interrogantes que el presente plantea.