El trabajo se fundamenta en una investigación, que propone a través de la puesta en valor de la imagen fotográfica en el proceso de construcción, sostén y visibilización de la memoria colectiva, la posibilidad de potenciar la resiliencia ante catástrofes urbanas.
La memoria colectiva es quien asegura la identidad, la naturaleza y el valor, del grupo al que abarca. Sin embargo, para permanecer en el tiempo, necesita ser expresada. Necesita comunicar. Cuando la construcción de esta memoria involucra además un hecho traumático, la re-significación que permita transformar el dolor del trauma, surge entonces como una necesidad. Aparece así la resiliencia, como elección y expresión de la capacidad de libertad interior de cada individuo, pero vinculada íntimamente a la conformación de lazos sociales que posibiliten la composición de los recuerdos.
Expresión + memoria + resiliencia encuentran entonces una sinergia, que al permitir la visibilización del trauma, fortalece a quienes fueron afectados.
¿Cuál es el medio de expresión que posibilita este hacer visible? La fotografía. Como huella, como traza, como marca, como rastros de un suceso que requiere ser recordado, a la vez que como derecho a una memoria que reclama ser vista hoy, por y para las generaciones que violentó, así como las siguientes. Se propone entonces una matriz de análisis de imágenes fotográficas para la potenciación de resiliencia, fundamentada en una metodología cualitativa y de tipo exploratorio, con fuerte impulso desde la antropología visual.
El hecho elegido para validarla, fue la trágica inundación que afectó al Gran La Plata los días 2 y 3 de abril de 2013, con fuertes pérdidas de vidas humanas, no humanas y materiales, tanto en espacios públicos como privados.
La estrategia metodológica se basó en el estudio de caso: fotografías del Partido de La Plata post-inundación (unidad de análisis) seleccionadas de tres muestras/ intervenciones organizadas por colectivos fotográficos platenses, que tuvieron lugar en tres cortes temporales, a fin de reforzar desde el propio universo de análisis el proceso de memoria.
La validación de la matriz condujo a su reformulación, modificándose indicadores y valores, e incorporándose nuevos. Su aplicación permitió una re-construcción del pasado desde un presente situado, contextualizado en la tragedia, donde las capas de tiempo involucradas fueron abordadas desde una aproximación multisensorial, que aportó nuevos modos de conocer y de dar a conocer, nuevas formas de visibilización de aquello que es necesario resguardar y recordar. Nuevas formas de generación de resiliencia.