“La deuda es con nosotras”, dice una de las consignas de las movilizaciones del 8 de marzo, invirtiendo la relación entre deudores y acreedoras, entre el capital financiero y el trabajo, remunerado o no. El libro Deuda Feminista ¿Utopía u oxímoron? desmenuza por qué nos deben en vez de nosotras deber, en particular a las mujeres de sectores populares. Pone en blanco sobre negro los mecanismos a través de los cuales el endeudamiento, una supuesta transacción libre entre partes (un toma prestado, una presta… cada una tendrá sus razones) se transforma en un mecanismo de dominación, un modo de imponer condiciones –a nivel macro, sobre los gobiernos que ajustan el gasto social para pagar la deuda soberana, y a nivel micro sobre las personas, en particular las mujeres, que son las verdaderamente ajustadas y quienes se endeudan para sostener la vida cotidiana–. Si no fuera porque es una historia tan conocida, si no la hubiéramos sufrido una y mil veces (¿cuántas crisis de la deuda hemos pasado en América Latina?, ¿cuántos eufemismos, como ajuste estructural, austeridad o consolidación fiscal hemos escuchado?, ¿cuántas veces denunciamos que los costos recayeron mayoritariamente sobre las mujeres?), el libro sería revelador. Es, más bien, recordador: ayuda a no perder de vista cómo llegamos hasta acá y ayuda a pensar cómo inventamos una salida. El libro se inscribe en el cruce de dos abordajes feministas: la economía feminista y los derechos de las mujeres como derechos humanos. Tomando una u otra perspectiva, o ambas en varios capítulos, el volumen establece un diálogo fecundo.