La crónica narrativa encontró su espacio en el periodismo como un género que escapa a la lógica de la información. Busca construir memoria y ejercitarla a través de un tejido narrativo que evade cualquier formalismo, receta o fórmula. La crónica se convierte en un texto periodístico que se resiste al olvido. Intenta ser un recuerdo documental de la trama social en la que se produjo: en sus condiciones de producción y de consumo.
En la crónica se cuentan experiencias individuales y colectivas que no solamente empiezan y terminan con la lectura. Quien lee crónicas se vuelve activx, reflexivx y exigente de miradas y tramas complejas. Se vuelve parte de una producción silenciosa: esto lo convierte en autor, cuando evoca, infiere y transita la historia a través de un relato original (Falbo, 2017).