Eduardo, el roble anciano y torcido, vive aislado en su rincón del bosque, marcado por silencios y secretos. Años atrás, creyó rozar una belleza imposible, un brillo que nunca fue suyo. Ahora, mientras la muerte ronda sus raíces, las hojas le pesan y los pájaros, sus antiguos compañeros, ya no se posan en sus ramas. Con el tiempo, su savia endurecida sueña con un descanso que lo libere y lo lleve a un rincón cálido, donde el eco de su anhelo se transforme finalmente en paz.