El cuento presenta a Amparo, una mujer que atraviesa un proceso de dolor y liberación. A través de un lenguaje simbólico, se describe su experiencia emocional y personal en términos de naturaleza y crecimiento. Al inicio, Amparo siente un dolor físico en su piel, que está cubriendo los restos de tierra, lo cual sugiere que ha estado en contacto con algo terrenal y transformador. Al limpiarse, siente alivio, como si pudiera por fin respirar después de haber estado atrapada en una situación asfixiante. En su cabello quedan vestigios de "mirada", que simbolizan pensamientos y emociones entrelazados, algo difícil de despejar o comprender completamente.En resumen, el cuento refleja el viaje emocional de Amparo hacia la libertad personal y el autoconocimiento. A través de la metáfora de la naturaleza y el crecimiento, se describe un proceso de transformación doloroso pero liberador, en el que la protagonista se enfrenta a su pasado, supera su sufrimiento y se abre a nuevas posibilidades, con la certeza de que el florecer implica tanto la vulnerabilidad como la resiliencia.