Un vistazo dentro de una de las experiencias más comunes y tristes de la infancia: el bullying, pero desde una perspectiva esperanzadora. Se intentó adornar el relato con dibujos digitales de un mundo de peluche, en colores que lentamente se hacen más vibrantes con la idea de acompañar el viaje de Mora hacia la autoaceptación y, a su vez, reforzar el aspecto más infantil y fantasioso de la historia.