En español
En este artículo examino la interrelación entre las obligaciones estatales de erradicar la pobreza extrema y de hacer efectivos los derechos sociales y económicos bajo el derecho internacional de los derechos humanos (DIDH) y algunos de los regímenes jurídicos y paradigmas económicos que sustentan el capitalismo global. Los defensores de las soluciones a la pobreza basadas en los derechos tienden a centrarse en cómo pueden reforzarse los mecanismos para promover las categorías pertinentes de derechos humanos, sobre todo los derechos sociales y económicos. Sus análisis suelen ignorar las cuestiones de cómo otros derechos y regímenes jurídicos pueden funcionar como obstáculos para la erradicación de la pobreza y la realización de los derechos humanos. Refuto el supuesto de larga data del DIDH de que el objetivo de realizar los derechos humanos -y los derechos sociales y económicos en particular- es compatible con las operaciones del capitalismo global, y trato de demostrar que los regímenes jurídicos necesarios para sostener la economía política capitalista son, de hecho, rutinariamente productivos de la pobreza y de las violaciones de los derechos sociales y económicos.
En inglés
In this article, I examine the interplay between state obligations to eradicate extreme poverty and realize socio-economic rights under International Human Rights Law (IHRL) and some of the legal regimes and economic paradigms that sustain global capitalism. Advocates of rights-based solutions to poverty tend to focus on how mechanisms to advance relevant categories of human rights, above all socio-economic rights, can be strengthened. Their analyses typically ignore questions of how other legal rights and legal regimes may function as obstacles to the eradication of poverty and the realization of human rights. I contest the long-standing assumption of IHRL that the goal of realizing human rights—and socio-economic rights in particular—is compatible with the operations of global capitalism, and I seek to demonstrate that the legal regimes necessary to sustain capitalist political economy are, in fact, routinely productive of poverty and of violations of socio-economic rights.