En las últimas décadas, la necesidad de una profunda transformación de las instituciones formadoras de recursos humanos en distintas áreas de la salud, ha sido objeto de discusión, análisis y diseño de nuevos lineamientos y estrategias, por parte de los sectores involucrados, en la mayoría de los países de América Latina. Los aspectos críticos que configuran la necesidad de esta transformación se refieren al desarrollo de una práctica educacional que ha sido predominantemente repetidora de información y reducida a la exigencia de comportamientos rígidamente pre-determinados, confinada a los ámbitos intramurales, carente de un compromiso crítico-científico frente a los problemas de salud del contexto social en que se inserta. La producción del conocimiento, su transmisión y aplicación se han mantenido aislada, con una falta de interdisciplinaridad que incide en la formación de un profesional fuera de la realidad, carente de capacidad crítica y creadora que le permita explicarla, adquirir responsabilidad, tomar decisiones y actuar ante esa realidad. A partir de este análisis crítico y del surgimiento de la estrategia de Atención Primaria de la Salud desde la declaración de Alma Alta, en donde los países miembros de la OMS y UNICEF se fijaron la meta salud para todos en el año 2000, la atención primaria puede ser vista como una estrategia para la organización y transformación de los servicios de la salud, pero también de la formación de los
recursos humanos para el área.