En el año 2012 un equipo de investigadores halló los restos óseos del rey Ricardo III de Inglaterra en la ciudad de Leicester. Su muerte aconteció en la batalla de Bosworth en el año 1485. La investigación genética confirmó su identidad. Fueron descriptas una diversidad de lesiones esqueléticas traumáticas y una significativa escoliosis torácica. Antiguas biografías, referencias históricas de los tiempos Tudor y la obra teatral La tragedia de Ricardo III de William Shakespeare harían del monarca una caricatura monstruosa, un grotesco ser maligno que aterrorizaría a generaciones de ingleses. Desde entonces, las producciones teatrales y las adaptaciones cinematográficas y televisivas actúan como un recordatorio constante del drama. Amén de los detalles de interés médico, la enfermedad del raquis estimuló una investigación documental y bibliográfica, un análisis sociopolítico, psicológico y su relación con el arte. En otras palabras, el hallazgo y estudio de la escoliosis propició el ingreso a un laberinto de múltiples senderos. Conceptos como verdad histórica, homo sacer, relato verosímil y posverdad forman parte del debate actual.