Todos los 1° de enero, a primeras horas, se realizan en la ciudad de La Plata múltiples celebraciones en torno a las quemas de los Momos. Se registran documentos de esta tradición desde la década del ´50. Los primeros testimonios indican que la construcción y quema del primer muñeco fue en las calles 10 y 40 en homenaje a los jugadores de fútbol del Club Defensores de Cambaceres, quienes se habían consagrado campeones de la Liga Amateur platense. Hoy en día se registra la construcción de alrededor de 100 muñecos en promedio por año.
En esta oportunidad analizaremos las nuevas definiciones de obra de arte y la posibilidad de considerar a las producciones de los muñecos en la calle como obras de arte. En tanto que su performance constituye una escena, así como también un ritual. Proponemos aquí indagar acerca de la participación del espectador y cómo este factor fue direccionando varias producciones, motivando así la búsqueda de nuevas propuestas estructurales. Hablamos de mecanismos que fueron transformando la elaboración de los llamados Momos a instalaciones complejas con características escenográficas, dialécticas entre sí y con la misma ciudad.