La autora pone de manifiesto las dificultades de establecer límites cronológicos, históricos y conceptuales de la llamada Antigüedad tardía, para destacar, sin embargo, que la mayoría de los especialistas ubican a Plotino como su figura principal. Este lugar le es dado, acuerdan, en función de su concepción intelectual de la realidad, en contraste con sistemas filosóficos formulados por sus sucesores, como Jámblico, por ejemplo. Así, Plotino ha sido considerado desde hace un siglo como un pensador racional, suponiendo que la racionalidad es un criterio válido para clasificar pensadores o períodos. En este capítulo, Tonelli desarrolla, de modo introductorio y esquemático, una explicación del sistema hipostático de Plotino haciendo hincapié en la generación de la Inteligencia. Para ello, a partir del análisis de una selección de pasajes de las Enéadas, ofrece una presentación de las tres hipóstasis -Uno, Inteligencia, Alma- y plantea algunas características que la dinámica de lo real plotiniana presenta. Los movimientos de procesión y retorno, la permanencia de la causa, la generación en la eternidad, la unidad entre lo inteligible y lo sensible, y la posibilidad de que el alma humana acceda a una unión con la primera hipóstasis son algunos de los ejes temáticos que el capítulo introduce.