La obra de Varrón se caracteriza por la sistematización de un tópico de interés común como, por ejemplo, la lengua (De Lingua Latina), la religio (Antiquitates rerum divinarum) y, en el caso que nos ocupa, las cosas del campo o, en particular, la agricultura. Como es usual en sus textos, su organización es cuatripartita y responde, según Blank (2012, p. 89), a las preguntas: ¿quién está actuando?, ¿dónde están actuando?, ¿cuándo están actuando? y ¿qué están haciendo? y su propósito, al igual que el resto de su obra, parece tener dos objetivos prácticos: el primero sería promover la restauración de antiguas creencias y prácticas (mos maiorum) con respecto al tema tratado y, el segundo, indica Jocelyn (1982, pp. 148-149), proveer una base intelectual, es decir, racionalizar, según Rüpke (2012, pp.15-30), o formar el pensamiento crítico, según Moatti (2015), es decir: ordenar, darle palabras a un tipo de conocimiento en particular. En el caso del texto a trabajar sería la labor del agricultor o de cualquiera, como su esposa Fundania, que quiera trabajar el campo.