La porción más caudal del tronco está constituida por la pelvis que contiene a la cavidad pelviana, siendo ésta una continuación de la cavidad abdominal sin un límite externo preciso. La gruesa capa de grasa que se encuentra en las superficies dorsal y lateral junto con el gran desarrollo muscular hace que el tamaño de la pelvis ósea sea en proporción pequeño. Sin embargo, las tuberosidades coxales e isquiáticas pueden ser palpables.
El techo de la pelvis está compuesto por el hueso sacro, formado por la fusión de cuatro o cinco vértebras, y las primeras vértebras caudales. El ilion e isquion forman junto con el ligamento sacrotuberal ancho y la musculatura glútea e isquiotibial las paredes laterales; mientras que el piso está dado por los huesos pubis, parte de los isquiones, los músculos obturadores y su fascia.
La pared caudal la forman los músculos del diafragma pelviano.
Anatómicamente se describen una serie de medidas en relación con los componentes óseos de la pelvis. En el área de obstetricia, estos valores son de utilidad ya que establecen la forma y dimensión del canal de parto. En esta especie, la entrada y la salida de la pelvis son similares y todo el canal de parto es semejante a un cilindro aplanado dorsoventralmente, con un piso bastante recto. Por otro lado, la forma cilíndrica de los lechones al nacer favorece su pasaje al momento del parto. El diámetro conjugado se forma entre el borde craneal del pubis y el promontorio sacro, en la cerda mide de 12 a 15 cm. El diámetro transverso de la entrada de la pelvis mide de 7 a 10 cm, lo que la hace amplia y oval. La altura de la pelvis está dada por el diámetro vertical que se traza desde la parte craneal del pubis en forma recta y vertical hasta intersectar el hueso sacro entre su 3°- 4° vértebra. De esta manera, queda establecido el eje de la pelvis, el cual atraviesa el centro de los diámetros antes mencionados.