Recientemente, la inteligencia artificial (IA) está experimentado una acelerada evolución, con aplicaciones en diversos aspectos de nuestra cotidianeidad. Este auge implica que se necesitan nuevas ideas y considerar cómo impacta en los procesos educativos. Hay diversos ejemplos de que los sistemas educativos absorbieron el impacto de nuevas tecnologías, entre ellas pueden mencionarse Internet, Wikipedia, el buscador de Google, las computadoras portátiles, las calculadoras, y un largo etcétera. La estrategia más acertada parece la de integrar esas nuevas tecnologías para lograr innovación en los procesos en general, y en los procesos educativos en particular. El surgimiento de grandes modelos de lenguaje permite la generación de texto con sentido, apoyándose en todo el conocimiento que se puede extraer de una fuente de datos tan vasta como Internet, lo que provoca que muchas de las actividades que se les plantean a las y los estudiantes deban ser revisadas. Los actores educativos, en todos sus niveles, tenemos un gran desafío por delante. El presente trabajo pretende traer a este ámbito de intercambio una reflexión sobre el tema, para pensar cómo convertir en fortaleza una debilidad que amenaza con reconfigurar las prácticas de enseñanza y aprendizaje. La experiencia permite concluir al menos que, desde nuestra práctica docente, no podemos ignorar su existencia.