Anatómicamente la columna espinal lumbar aloja al tejido nervioso en un conducto central o conducto raquídeo y en otros dos espacios laterales: el receso lateral y el foramen.
A la reducción del diámetro en el conducto espinal lumbar, los recesos laterales o los forámenes se lo denomina conducto lumbar estrecho (Melo, 2017). Normalmente el diámetro sagital del conducto raquídeo lumbar oscila entre los 16 mm y 18 mm.
Esta patología puede presentar ser constitucional (primaria) o adquirida (secundaria).
El conducto lumbar estrecho primario se debe a la disminución del diámetro anteroposterior y lateral del conducto por alteraciones del desarrollo. Se observa a lo largo de toda la columna lumbar. Este puede ser idiopático si mide menos de 12 mm de diámetro y no está asociado a ningún síndrome o patología adquirida; o bien, sindrómico en displasias esqueléticas como la acondroplasia, el síndrome de Morquio entre otras (Postacchini, 1996).
El conducto lumbar estrecho secundario tiene su origen cambios degenerativos que afectan los distintos componentes espinales. Su ubicación electiva por cambios artrósicos son los segmentos L3-L4 y L4-L5. Los diámetros pueden ser normales en los niveles no afectados. Es más frecuente entre la 5ta y 6ta década de la vida y la causa más común de cirugía espinal lumbar en mayores de 65 años. Existen otras etiologías menos probables de conducto lumbar estrecho secundario como la enfermedad de Paget o las MTS.
Una tercera forma de presentación denominada combinada o mixta, es conducto estrecho congénito asociado a cambios degenerativos.