En este capítulo abordaremos dos temas hasta ahora reservados, en general, a las ciencias naturales: la sucesión ecológica y la evolución. Ambos temas aparecen en las ciencias agropecuarias desde hace poco tiempo, en un intento de ampliar nuestra comprensión de los procesos que ocurren en los agroecosistemas y para mejorar nuestra capacidad para diseñar y manejar agroecosistemas sustentables.
La evolución y la sucesión ecológica (entendida como el proceso de recuperación del ecosistema luego de una perturbación hasta llegar a un sistema similar al original) son procesos comunes y cotidianos que pasan generalmente desapercibidos, pero que tienen una importancia fundamental a la hora de pensar en el diseño de sistemas agrarios sustentables. De hecho, gran parte de los problemas que los agrónomos enfrentamos, están asociados a nuestro intento de “luchar” contra la evolución y el fenómeno de la sucesión.
Un ejemplo del proceso de sucesión es lo que sucede luego de una arada: todos sabemos que el suelo no quedará desnudo por mucho tiempo. A los pocos días aparecerán algunas plantas no sembradas pero que están ahí, que comenzarán a cubrir el suelo. Y, según las características del lugar donde estemos, será el tipo de planta que aparecerá: eso que ocurre, es el inicio del fenómeno de la sucesión.
El objetivo de este Capítulo es analizar los fenómenos de sucesión y evolución buscando entender estos procesos para “capitalizar” las características deseables de estadios sucesionales más tardíos, evitando la dependencia de perturbaciones excesivas, en busca de una mayor estabilidad de los agroecosistemas, para disminuir el uso de insumos externos, preservar los recursos productivos y disminuir el impacto ambiental, tal como lo propone el enfoque de la agroecología.