En la práctica, las medidas y recomendaciones que se difunden para prevenir o controlar las enfermedades en los sistemas de producción buscan ser sencillas y de fácil operatividad. Es por esto, que en la mayoría de las enfermedades bacterianas y/o víricas que afectan a los bovinos el desarrollo de vacunas ha simplificado notablemente la operatividad del control y mejorado sustancialmente la prevención de las mismas. Sin embargo, esta ventaja ha ido frecuentemente en contra de las conductas y prácticas profesionales que deben necesariamente desarrollarse para un correcto diagnóstico que desemboque en las medidas terapéuticas y de control más apropiados.