El presente trabajo integrador final es resultado y parte del proceso formativo de la carrera de grado de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Nacional de La Plata. Se retoman cuestiones abordadas previamente en el marco de la realización de una beca de estímulos a las vocaciones científicas (CIN), a su vez enmarcada en un proyecto de investigación titulado: "Autistas y esquizofrénicos en el amor. Entre la particularidad de la estructura y la singularidad del caso", acreditado por la Facultad de Psicología (UNLP) en los años 2020-2021.
Partimos de reconocer que, desde los aportes del campo de la psiquiatría clásica y del psicoanálisis, el autismo presenta como una de sus características fundamentales cierta dificultad en el establecimiento del lazo con los otros, plasmada en una peculiar tendencia al autoaislamiento. Es por ello que subrayamos la pregunta por el amor, allí donde el Otro resulta intrusivo y/o amenazante, y donde el registro de lo imaginario toma protagonismo en el tipo de elección amorosa: la narcisista.
Si la presencia del otro suscita en el sujeto autista una perturbadora vivencia de invasión que lo conduce a apartarse tenazmente de las relaciones interpersonales, ¿cómo pensar el amor en el autismo? Todo parecería apuntar a una relación de disyunción entre autismo y ese modo del lazo social al que se llama amor. Sin embargo, la experiencia muestra que ciertos sujetos autistas se enamoran, abrazan una vocación, aman a sus padres, amigos o hermanos e, incluso, emprenden el complejo camino analítico del amor de transferencia.
Con el fin de responder la hipótesis planteada, este trabajo incluye un capítulo dedicado a la historia de Owen Suskind y otro que profundiza en el caso de Jacqueline Leger. Se trata, en ambos de sujetos autistas de alto nivel de funcionamiento que lograron abrirse al mundo luego de pasar largos periodos de desconexión con el afuera, y donde su particular relación con sus hermanos les permitió tal apertura y un posible modo de vinculación con los otros.