La llegada de Xi Jinping al poder marcó una transformación en la política exterior china, adoptando un papel más activo y asertivo en un contexto multipolar. La República Popular China (RPCh) fortalece su influencia en regiones clave, como Medio Oriente, a través de una diplomacia basada en el respeto mutuo, la cooperación económica y la mediación de conflictos. Ejemplos de ello son su postura pro-palestina, los acuerdos estratégicos con Irán y el acercamiento con el mundo árabe-musulmán. La RPCh también impulsa iniciativas como la desdolarización y refuerza lazos multilaterales con actores del Sur Global, consolidándose como líder económico y político en estas regiones.