En su libro ¿Qué es la hermenéutica? Jean Grondin señala que podemos encontrar dos sentidos del término en el campo intelectual hoy: 1) un sentido amplio, que designa un espacio intelectual y cultural en donde no hay verdad ya que todo sería cuestión de interpretaciones. “No hay hechos sino sólo interpretaciones” afirmaba Nietzsche en La voluntad de poder. Según esta corriente relativista es imposible llegar a la verdad, sólo nos quedan las interpretaciones; la hermenéutica se convierte así en la nueva Koiné, la lengua común de nuestro tiempo (Vattimo, 1991). 2) Un sentido restringido, que está en las antípodas del primer sentido, que considera que la hermenéutica es la doctrina de la verdad en el dominio de la interpretación. La hermenéutica así entendida es una filosofía universal de la interpretación y de las ciencias del espíritu que rescata el carácter histórico y lingüístico de nuestra experiencia del mundo (Grondin, 2008, 85).
La historia de la hermenéutica muestra que su motivación original fue combatir la arbitrariedad, el relativismo y el subjetivismo en las interpretaciones. Primero fue entendida como un arte, luego como un método para finalmente ser identificada por Heidegger con el modo de ser del Dasein y con la filosofía misma.