Se tiene que tener en cuenta que la Corrupción es solo una de las cuatro patas de la mesa, ya que la búsqueda de la prevención y el tratamiento de la Corrupción, van de la mano con la prevención y mitigación del lavado de activos, haciendo que hoy por hoy y en la gran mayoría de los países de la región, el régimen tanto contra el lavado de activos como de la corrupción se desarrolle en dos frentes: 1) el de la prevención y 2) el de la represión.
En el frente de la Prevención tenemos las sanciones, la regulación, el monitoreo y la supervisión, la presentación de informes y las medidas de debida diligencia (due diligence).
Y así como la prevención de la Corrupción es solo una de las cuatro patas de la mesa, los Programas de Integridad son el corazón de dicho proceso de prevención, que además, debe ser un elemento con el que tienen que contar, si o si, los sujetos obligados que son sujetos obligados porque cargan con el deber de informar cualquier situación irregular y de sospecha de lavado de activos o ilícitos por corrupción, a la Unidad de Información Financiera.
Los Programas de Integridad deben ser diseñados a medida considerando los riesgos propios de la actividad comercial que realiza la empresa, su dimensión y su capacidad económica.