La realidad está tejida de ficciones, dice Piglia (Piglia, 2017, p. 10), y la lectura literaria abre la posibilidad de movilizar esas ficciones que hacen parte de la trama narrativa que nos constituye como sujeto: nuestra historia familiar, del barrio, la ciudad, etc. Así como entendemos que la literatura está constituida cultural, históricamente, también el sujeto es una construcción compleja, que no depende sólo de sí, sino que está atravesado por otras fuerzas, tanto materiales como discursivas.
La clase de literatura puede ser un espacio para que el vector discursivo sea puesto en tensión; para que lo personal, en relación a la comunidad en la que está inserta el sujeto pueda emerger y ser pensado, cuestionado, valorado.
Teniendo en cuenta esta posibilidad, este trabajo tratará la enseñanza de literatura en contexto de clases populares, por un lado, haciendo foco en el lugar en la historia escolar y de la literatura que ocupan estos sectores sociales, y las prácticas didáctico-pedagógicas que desde ahí se derivan; por otro, buscando alternativas en el abordaje de las clases que puedan contrarrestar el efecto expulsivo, de borramiento de las historias que constituyen a las clases populares.
Tendremos en cuenta, sobre todo, que “leer literatura con otros es escuchar a esos otros y (que) esto, desde siempre, ha sido la enseñanza de la literatura en la escuela” (Dubin, 2022, p. 2). Escuchar y atender a “los desvíos” que surgen en la conversación, es parte de nuestra tarea docente.