La lectura y la escritura son prácticas sociales que siempre están ancladas en los contextos sociohistóricos en los que se producen (Lerner, 2001). Esa situacionalidad se torna evidente cuando se indagan los modos en los que dichas prácticas se enseñan y aprenden en los primeros años de escolaridad. La alfabetización no ocurre en un vacío sino en un espacio y un tiempo determinados y su finalidad consiste siempre en formar lectores y escritores críticos, inteligentes, alertas (Ferreiro, 2013). Desde este enfoque, se entiende que indagar la enseñanza de la lectura y la escritura en tiempos de pandemia requiere concebir ese leer y escribir como prácticas sociales situadas, prácticas centrales en la transición entre los niveles Inicial y Primario y en la construcción de las subjetividades de las infancias. Asimismo, se enfatiza que el ingreso a la cultura escrita constituye una condición sine qua non en lo que refiere a garantizar el derecho a la educación (Castedo, 2010).
Frente a estas reflexiones, el presente artículo analiza cómo se efectuó esa enseñanza inicial de la lectura y la escritura durante la pandemia de COVID-19 que, ciertamente, ha constituido un contexto inusitado, ha marcado un tiempo y un espacio, determinados por la complejidad, la incertidumbre y lo cambiante. En particular, ahonda en cómo atravesaron este proceso dos docentes [1] y qué saberes didácticos construyeron en relación con sus propias prácticas de enseñanza en torno a la lectura y a la escritura en los niveles Inicial y Primario. Desde un enfoque cualitativo, el trabajo de campo se llevó a cabo entre los meses de septiembre y noviembre de 2022 en dos ciudades argentinas: Neuquén (Neuquén) y Bahía Blanca (Buenos Aires).