La literatura que aborda las diferencias relacionadas con las brechas generacionales resulta prolífica. Sin embargo, también se sostiene que estas connotaciones disímiles están en realidad más relacionadas con las características cognitivas, culturales y socioeconómicas de los sujetos, que con su edad. El constante bombardeo del mercado con productos, sistemas y aplicaciones informáticas crea la ilusión de que los mismos nos facilitan a todos la vida en el mundo digital. Pero sabemos que no siempre es así, y que muchas veces estos apoyos y soportes no son tales, sino que se convierten en artefactos y artilugios difíciles de manejar. Son numerosas las paradojas, los mitos y los prejuicios relacionados con las tecnologías en la sociedad. Entre los mitos y pre-concepciones más frecuentes que circulan, podemos mencionar la idea de neutralidad de las producciones científicas y tecnológicas; la ilusión de lograr el perfeccionamiento de la democracia mediante el desarrollo de nuevas tecnologías; la creencia en la autonomía de las máquinas respecto de la intervención humana; la confianza puesta en el progreso y la mejora constante a partir de las invenciones; la utopía de que habrá una transferencia universal de los avances y beneficios tecnológicos a todos los lugares del mundo, mejorando la calidad de vida de todas las personas; el pensamiento acerca del logro de una tecnología única y unívoca; la apuesta por el poder supremo de los artefactos, y el valor de la eficacia por encima de cualquier otro.