Fueron muchos los artistas europeos y americanos, precursores, iniciadores o herederos del arte moderno que, en la soledad de sus búsquedas-soledad autoasumida a la que se vieron arrojados por la bancarrota de la tradición renacentista- detectaron una filiación en modalidades extrañas a la corriente que se constituyera en Italia y en Flandes durante el siglo XV