El contacto dialéctico entre el orden y la libertad explica las relaciones, a veces difíciles, entre la policía y los ciudadanos. Para mejorar estas relaciones, necesitamos acciones de la policía “éticamente aceptables”. En los países de la Unión Europea, muchos textos definen estas reglas: la Convención Europea de salvaguarda de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales (1950), las normas del Comité Europeo para la Prevención de la Tortura y otros Tratos o Penas Inhumanos o Degradantes (1987), la Carta de Derechos Fundamentales, (2000), el Código Europeo de Ética de la Policía (2001), y las leyes nacionales de los Estados. Podemos identificar siete valores fundamentales:
la apertura, la transparencia, la lealtad, la integridad, la ejemplaridad, la dignidad de la persona humana, y la responsabilidad.
El objetivo de la policía, es sobre todo, hacer cumplir la ley, pero respetando la ley: un código de ética para la policía, con los siete valores clave, es el primer paso que logra estos objetivos, o al menos tratar de alcanzarlos.