La toma de decisiones es un proceso cuyo resultado es controvertido: su implementación puede ser exitosa o adversa. Obviamente, cualquier organización desea que sus decisiones sean “racionalmente” buenas y exitosas. Poder recortar la realidad en la que cada decisión está inserta y plantear un modelo específico para representarla, estudiarla, probarla y aún mejorarla, es obtener una poderosa herramienta de gestión. Comprender anticipadamente el posible impacto de una alternativa ayudaría a entenderla mejor y reducir riesgos, objetivo inmanente en cualquier acción del decisor. En diferentes pasajes del proceso decisorio, es imprescindible contar con información abundante y calificada, para comprender la diferencia entre sus posibles alternativas. El Business Intelligence (en adelante BI) integra información originada en transacciones, precalculada por métodos de Data Mining o adquirida. Su estructuración enriquece y completa el conjunto de modelos usados para decidir. Este trabajo propone profundizar la ligazón entre BI con el proceso de decisiones sugiriendo nuevos criterios que potenciarán la calidad del proceso decisorio