Resulta algo complicado, ya en pleno siglo XXI, relacionar la cuestión de la creación artística con la idea de nación surgida en el Romanticismo europeo. Nos falta aquella inocencia apasionada del idealismo alemán del XVIII y XIX, aquella fe de Goethe y Schelling en la vinculación de patria, tierra y lengua como unidad distintiva, generadora de la idea de nación.