Alrededor de la noción de materia musical, habitualmente se arremolinan las más variadas concepciones que incluyen generalmente no sólo lo sonoro sino también los silencios, gestualidades e intenciones. Por lo tanto, y sin pretender desmalezar esa enorme riqueza de aproximaciones, se podría concebir la materia musical como un repertorio de materiales, más allá de su combinatoria posterior o de un modo de empleo determinado que pueda implicar tanto reglas de exclusión como de pertinencia.