La mayoría de las imágenes no representan solamente propiedades visuales de una escena; no son siempre una simple proyección unidireccional de una escena 3D a una descripción bidimensional. Una imagen puede tener como propósito el transmitir un mensaje: educativo, estético, emocional, etc. Como resultado, el destino final de una imagen establece restricciones en la generación de la misma, en términos de claridad, representación de sus cualidades, su plasmado en 2D, etc.
El arte y oficio de crear una gráfica procura optimizar el resultado final acorde con un fin, bajo ciertas restricciones establecidas por el medio, el contexto social, el estilo artístico, etc..
Se podría redefinir el proceso de generación de una imagen como un problema de optimización que tiene como objetivo producir la mejor representación gráfica para un propósito en particular. A su vez, todo proceso de optimización involucra una retroalimentación de información.
Es de importancia, entonces, el estudio e incorporación al proceso de generación de una imagen del uso de diferentes métodos, técnicas, medios, o combinaciones de ellos, que favorezcan el proceso de optimización. Y en consecuencia, la especificación de un marco contextual asociado al nuevo proceso.1