Desde los primeros días de la computación ha sido claro que, tarde o temprano, surgiría una demanda de mayor poder de computación que el que brinda la computación secuencial. A pesar de que la Computación Paralela ha surgido como el candidato natural para cubrir la insistente demanda de mayor performance y a pesar de la mayor disponibilidad de máquinas paralelas, aún no ha logrado imponerse como paradigma corriente de computación.