A medida que ha crecido la disponibilidad de computadoras con una buena relación costo/rendimiento, también ha crecido el interés por su utilización en aplicaciones de cómputo intensivo.
Normalmente, estas aplicaciones se han desarrollado sobre las denominadas supercomputadoras, la mayoría de las cuales han hecho uso de la paralelización del cómputo a nivel del hardware (pipelines) ya nivel del software (por medio de programas paralelos). El problema más difícil de solucionar en el ámbito de las supercomputadoras ha sido tradicionalmente el de su alto costo, que no varía a pesar de los avances tecnológicos y de la ampliación de los usuarios de las aplicaciones.