El problema de gestionar inadecuadamente los conflictos recurriendo a la violencia, no es algo nuevo ni exclusivo de los centros escolares. Las señas de identidad de la sociedad en la que vivimos caracterizada por el individualismo, por la supremacía del desarrollo tecnológico, por las rutinas, por el sinsentido, por el deseo de poder, la ideología “Carpe diem” de vivir el presente, etc. favorecen la manifestación de conductas violentas.
La conflictividad en las escuelas es inevitable, pues es inherente a los seres humanos. El verdadero problema no radica en el conflicto, ya que éste debe entenderse como un elemento positivo propio de las relaciones interpersonales que favorece la adquisición de ciertas capacidades y el desarrollo madurativo del individuo. Por el contrario, es la violencia escolar la que debe evitarse, rechazarse, erradicarse de forma conjunta por toda la comunidad escolar. Este tipo de conductas constituye una realidad presente en nuestras escuelas y los motivos o causas que las determinan son varias, pues se trata de un fenómeno multicausal. En esta ponencia se exponen las principales variables sociales, personales, familiares y escolares que inciden en el origen de la conducta violenta.