La tecnología multimedia digital ofrece posibilidades comunicativas, que cada vez están más al alcance de casi tod@s. Profesor@s y alumn@s se sirven de estos recursos para compartir un proceso educativo lleno de estímulos, posibilidades y riesgos, que es necesario abordar en común.
Una forma de hacerlo es “usando todo lo que nos propone” el mercado, como si el probar-por-probar ya justificase su utilización pedagógica.
Otra forma de integrarse a los aprendizajes que supone las nuevas tecnologías, tanto para maestr@s como para alumn@s, es reflexionar de manera conjunta (entre el profesorado y con el alumnado) sobre la práctica educativa y los medios que se disponen para ello.
Para iniciar este proceso de aprendizaje reflexivo podemos plantearnos algunas preguntas:
• Qué queremos hacer.
• Cómo deseamos comunicarnos
• Qué aprendizajes (epistemológicos y tecnológicos) nos planteamos conseguir.
Solamente en este proceso reflexivo puede darse a la tecnología una función al servicio de las personas; y por supuesto, al servicio de la comunicación interpersonal.