En un mundo con casi cinco mil millones de habitantes, distribuidos entre unos 150 países, y donde se hablan cuatro millones de lenguas, no se puede negar el hecho que el fenómeno del bilingüismo afecte a la mayoría de la población mundial (VILADOT, 1981).Pero el primer problema que se plantea cuando hablamos del bilingüismo es el de su definición, y es que aún no hay ninguna definición precisa sobre dicho término que tenga una aceptación común. A pesar de todo, puede que la definición más aceptada sea entender el bilingüismo como la práctica de usar alternativamente dos lenguas ya sea de manera activa o pasiva, natural o ambiental... (VILADOT, 1981; VALLVERDÚ, 1979.
Por otro lado si nos fijamos en la sociedad catalana de los últimos siglos, nos daremos cuenta que su situación lingüística ha ido variando con los años, sobre todo, por cuestiones políticas. Si hasta el s. XVIII el catalán había tenido un uso generalidado, tanto en la enseñanza como en la literatura, a finales del mismo s. XVIII se iniciaba en Cataluña una situación donde el castellano era usado como lengua de cultura y de comunicación en las situaciones formales y el catalán tenía finalidades no formales, sobre todo en las clases superiores y dirigentes. No será hasta mediados del s. XIX en adelante que se inicia la recuperación del catalán como lengua de cultura y se comienza a superar esta situación. A principios del s. XX, el catalán comienza a tener ya un fuerte prestigio social y, con la proclamación de la República en 1931, se abre la posibilidad de cumplir la plana normalización lingüística.Con la dictadura franquista se usa una lengua A por encima de la B) y hay un intento de castellanización. Finalmente, con la llegada de la democracia, el objetivo prioritario en política lingüística en Cataluña ha sido conseguir una normalización lingüística total, es decir, que el catalán llegue a ser el vehículo de comunicación y de cultura en todos los ámbitos de la sociedad catalana.
(VALLVERDÚ, 1979.