Cumplo con el ingrato deber de expresar que no reconozco en la técnica Velo autoridad de ninguna índole para opinar sobre mis trabajos -ya se verá por qué- y que mi primera reacción fue no responder a su silbido, entendiendo que el propio contenido de sus "observaciones", cotejado con el artículo que Ies dio lugar, eran elementos suficientes para que quien quisiera arribara a una conclusión objetiva. El comité de redacción de "Relaciones" me convenció finalmente con un argumento de peso: mi respuesta era virtualmente condición sine qua non para la publicación de la critica.