La llamada Ley de Muerte Digna fue aprobada el 9 de mayo pasado, luego de un largo y arduo debate. Esta ley flexibiliza la postura sobre la voluntad de un paciente terminal que decida interrumpir su tratamiento cuando los resultados «sean extraordinarios o desproporcionados en relación con la perspectiva de mejoría».
La ley de muerte viene a completar la ley de los derechos del paciente (Ley 26.529).