Los indios del Chaco como la inmensa mayoría de los primitivos, usualmente no ven en la muerte el término natural de un proceso vital, y normalmente atribuyen el fallecimiento a maleficio. Los Toba Takshik o Kollaga ven en la enfermedad una analogía con las larvas que taladran los troncos de los árboles y suelen todavía hoy, fracturar a golpes de palo los huesos del cadáver o del moribundo para terminar en ese individuo el proceso de destrucción que puede afectar a otros individuos del grupo y también para determinar la muerte del causante del maleficio, contra el mal se vuelve su propio sortilegio.