Por segunda vez –con diez años de intervalo- voy a ocuparme en público del problema arqueológico de Santiago del Estero. Traigo, intencionalmente, para guía de mi exposición, estos papeles que el tiempo comienza a amarillear. Contienen el sumario del primer curso que dictara en la Facultad de Filosofía y Letras, en calidad de profesor suplente. Y traigo estos mismos papeles porque tanto en la síntesis que voy a esbozar como un la exégesis que haré oportunamente puedo repetir, con escasas variantes, lo que dijera en 1929.