El universo de referencias de Sandra Gasparini exhibe una historia de lecturas que generalmente ha sido asociada a nociones como “literatura de culto”, a expresiones como “sectarios”, en referencia a los aficionados a cierto tipo de fantasy o a la ciencia ficción, e incluso a la idea de una literatura que muchas veces hace, de sus voraces lectores, verdaderos “iniciados”. En todo caso, se trata de un repertorio diferenciado, sobre todo para la academia (pensada —igual a como lo hace Sandra Gasparini siguiendo a Foucault— en tanto heterotopía), en el que se destaca un pronunciado gusto personal, un particular placer en la lectura, que solo en algunas zonas (me) era fácilmente compartible. Hubo un momento en que “esas cosas” de Sandra Gasparini (esas lecturas de iniciación a las que con el tiempo se les fueron agregando nuevos autores o textos afines) se convirtieron también en objeto de investigación.