Más allá de la experiencia del investigador en relación con su quehacer en las ciencias sociales, la investigación es un trabajo artesanal que debe reflejar preocupación, prolijidad por el más mínimo detalle, de modo que su producto (los resultados de la investigación) es único. La afirmación anterior no significa dejar de lado todos los avances tecnológicos en dicho quehacer, por el contrario, de lo que se trata es de utilizarlos de manera creativa. Después de todo, ser un artesano implica creatividad, cuidado, rigurosidad, cariño por lo que se hace, entre otras características. Pero esto no basta, también es necesario transmitir de forma prístina los hallazgos obtenidos en la investigación, ya que no es lo mismo el proceso por el cual se llega a ciertos resultados y cómo se los da a conocer a los lectores. Es decir, existe una tensión dialéctica entre lo hecho y lo dicho, o en términos generales entre el hacer y el decir.