Ignacio Nuñez en su curiosa Autobiografía nos describe a un comerciante de Montevideo, Francisco Antonio Maciel, con el cual le tocó trabajar durante un tiempo por el año 1805. Maciel era el único integrante montevideano de la elite mercantil de dicho puerto, el resto eran españoles, fundamentalmente catalanes.
Había nacido dentro del seno de una tradicional familia de origen portugués radicada en Buenos Aires desde el siglo XVII y sus actividades cubrían todos los espectros: fue naviero, saladerista, traficante de esclavos, hacendado, importador y exportador. Bentancur en su trabajo sobre el puerto de Montevideo nos cuenta que Desapareció en la madurez de su cincuentena, durante los combates con el invasor británico de 1807, cuando su poder económico era grande.2 Estimamos que en líneas generales un comerciante rioplatense asentado en Buenos Aires o Montevideo hacia 1805 podía tener semejanzas en más de un aspecto con Baltasar Maciel, por ello es que seleccionamos los párrafos siguientes de las memorias de Ignacio Nuñez.