En una memoria anterior demostramos teóricamente que por la introducción de los choques no era posible explicar, como lo pretendía Leigh Page, los resultados de las medidas de B. Wwedensky y K. Theodortschik, según las cuales la permeabilidad magnética del hierro tendría un máximo sumamente pronunciado para la longitud de onda de 100 metros ya que su valor saltaría de 50 a casi 100 para pocos metros de cambio en la longitud de onda. Según medidas, que no citamos en aquella oportunidad, de Kartschagin existiría otro máximo notable alrededor de los ocho metros de largo de onda.
Posteriormente apareció un trabajo de H. Israel según el cual el níquel ofrecería una suerte de zona espectroscópica entre los 60 v 30 centímetros de largo de onda, vale decir que en tal región la permeabilidad magnética varía bruscamente con la frecuencia, ofreciendo gran número de máximos y de mínimos muy pronunciados.
Fundados en nuestro sentido físico y en los resultados de nuestras propias investigaciones experimentales, abrigamos la sospecha de que en las mediciones de Israel, lo mismo que en las antes citadas de Wwedensky y Theodortchik, hubiese alguna causa de error.