La resolución de balances de agua resulta un paso fundamental para entender la mayoría de los problemas aplicados de la hidrología. La complejidad de los problemas, las características del área y la escala de trabajo determinan la importancia relativa y la precisión necesaria de los diferentes componentes del balance. En tal sentido, la estimación de la recarga o descarga a partir de las variaciones de los niveles freáticos es clave para formular cualquier modelo de flujo de agua subterránea o transporte de contaminantes que posibilite planificar un uso racional y sostenible de los recursos hídricos.
En los ámbitos de llanura, como es el caso de la Cuenca del Ao. El Pescado se reconoce el predominio de los movimientos verticales del agua (infiltración-evapotranspiración) sobre los movimientos horizontales (escurrimientos) existiendo además una estrecha interrelación entre las aguas superficiales y subterráneas.
Un balance hidrológico general en sus términos medios para esta cuenca indica una precipitación media de 1060 mm/año (período 1901 – 2004) y una evapotranspiración real, obtenida a partir del balance hídrico a nivel del suelo (Thornthwaite y Mather, 1955) de 783 mm/año. El escurrimiento fluvial estimado es de 53 mm/año, mientras que la infiltración es de 224 mm/año.
El arroyo El Pescado presenta un carácter efluente con respecto a las aguas subterráneas en todo su recorrido. En esta cuenca no existen explotaciones intensivas que extraigan un significativo volumen de agua subterránea del sistema. A través de un análisis de tormentas fue posible estimar, de acuerdo a la metodología de Soil Conservation Service (1975), que el escurrimiento superficial para eventos lluviosos significativos (precipitación superior a 120 mm y de cinco días de duración) varía entre el 1 % y el 60 % de la precipitación. El menor escurrimiento se corresponde con un estado de humedad del suelo muy seco, mientras que los valores mayores con condiciones antecedentes muy húmedas (Kruse et al 2004).
Los registros freatimétricos han mostrado que la disminución de la capacidad de almacenamiento subterráneo reflejada en cambios de los niveles freáticos coincide con el incremento de la lluvia y con los mayores excesos de agua, que se ponen en evidencia en los balances hidrológicos. La estimación de la recarga en períodos diarios dan valores que varían entre el 20 % y el 65 % de la precipitación y se relacionan con eventos de lluvias superiores a 150 mm y de cinco días de duración, asociados a excesos hídricos importantes para condiciones antecedentes de bajo contenido de humedad en el suelo (Laurencena et al 2002).
Por otra parte el análisis de los niveles freáticos ha demostrado que en un período particularmente húmedo (febrero 1989 – noviembre 1991) los excesos hídricos superaron en 99 mm al valor medio, estimándose entonces, en este período una infiltración, que constituye la recarga del sistema subterráneo, de 323 mm/año.
El objetivo de este trabajo es efectuar una evaluación de las variaciones freáticas, con especial referencia a la profundización significativa que se ha registrado en el período reciente 2003 –2004.