El texto se organiza en dos apartados principales, la edición propiamente dicha y un estudio preliminar cuyas principales líneas de desarrollo ya aparecen adelantadas en la introducción. Allí se ubica la aparición de la Valeriana enmarcada dentro de la política de propaganda llevada a cabo por los Reyes Católicos. Es la misma reina doña Isabel quien encarga a Diego de Valera la composición para la imprenta de una obra que recoja la historia de Castilla, lo que convierte a la Valeriana en la primera crónica en ser difundida a través de la imprenta local. La “editio princeps” apareció en 1482, en Sevilla, en las prensas de Alonso del Puerto y a cargo de Michael Dachauer y García del Castillo.