La cassaria surge de este espíritu cortesano, intelectual y urbano que atravesaba la vida cultural del momento y su novedad reside en plantear una respuesta a dos dilemas importantes. El primero, en qué medida y forma se debía imitar a los grandes escritores antiguos para poder, al mismo tiempo, producir un teatro que tuviera en cuenta los gustos, inquietudes y forma de vida de la ciudad. El segundo, el valor de la lengua vulgar para constituirse como materia artística.