Los episodios de destrucción y de crisis que iban turbando a España están contados de manera fiel en la novela; en el medio de esta atmósfera se movía Aguirre, viviendo lo más intensamente posible sus experiencias eclesiásticas y laicas, desde la infancia hasta el poder. El narrador encuadra la biografía del ex sacerdote en un contexto social y político bien definido. España estaba en plena Transición: el régimen y la muerte de Franco, las luchas por el poder, los ataques terrorísticos de ETA no favorecían un clima de paz y equilibrio. La descripción de situaciones y personajes reales contemporáneos compone el escenario de la historia, en el que está colocada la escalada personal de Aguirre.