Durante las últimas décadas, el estudio del cambio climático, sus orígenes, la interconexión entre las distintas variables involucradas y los efectos sobre la actividad humana ha sido una de las aristas más importantes de la investigación científica. Se han planteado en diversos ámbitos vinculados a la investigación científica, interrogantes acerca de los orígenes de la variabilidad climática desde sus aspectos globales a locales. La regionalización de los estudios de impacto del cambio climático y su variabilidad asociada, ha aportado importantes avances en la comprensión de estos temas. En este sentido, a nivel local, existen numerosas investigaciones realizadas sobre cuestiones vinculadas aspectos energéticos, de biodiversidad, climáticos e incluso socioeconómicos. Regiones como la Cuenca del Plata (Barros et al, 2004), Patagonia, Comahue (Compagnucci y Araneo, 2007) y la zona semiárida (Grave, 2006) han recibido gran atención por parte de los científicos locales e incluso de organismos internacionales por el carácter estratégico de estas regiones. Si bien el sudoeste bonaerense no representa un área estratégica primaria, en el último lustro se ha incrementado el interés en determinar si los ciclos naturales climáticos que la afectan responden a patrones repetitivos predecibles de escala global a regional o, en su defecto, si es posible detectar componentes aleatorias que permitan generar modelos de previsión de fenómenos extremos.